La bicicleta es la gran aliada en la nueva normalidad 

bicicleta la nueva normalidad
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De esta no sé si saldremos mejores o más fuertes, pero algunos parece que lo harán en bicicleta. Una realidad que algunos ya podíamos intuir en los días más oscuros de este confinamiento y mayo y lo que llevamos de junio están confirmando. 

Y no es casualidad, la crisis del coronavirus ha puesto a la vista de todos las no pocas virtudes de la bicicleta en la ciudad. En el mundo que viene, el coche por las urbes estará cada vez más penalizado, se impone la necesidad de un transporte rápido, eficiente y sostenible y a todo ello la necesidad de mantener una distancia de seguridad que, en muchos sitios, en no pocos momentos, no es sencilla de conseguir. 

Una distancia, aire, oxígeno que da la bicicleta por ciudades que poco a poco se dan cuenta de todos los beneficios de este medio de transporte que además ofrece una perspectiva inédita de ciudades que aún mantienen un pulso de tráfico inferior al habitual. 

¿Quiénes utilizan la bicicleta?

En este paisaje, dos tipos de ciclistas toman su ruta diaria. 

“Según nuestro punto de vista -apuntan desde Santa Fixie- el nuevo perfil de ciclista urbano que ha surgido de esta crisis tiene dos caras. Está quien anteriormente se movía en transporte público y está probando a ir en bici al trabajo”. 

Este perfil conviene fidelizarlo, pues cuenta con más posibilidades de abandonar “si las ciudades no se adaptan. Necesitan carriles bici tranquilos, no se atreven a ir por calzada por su inexperiencia. De momento prueban con una BTT antigua o bicicletas de paseo poco eficientes para ir por ciudad, pero es el primer paso. Si persisten, se adaptan y perciben moverse por la ciudad en bici como un beneficio, cambiarán a una bicicleta más ligera, con menos cambios y más cómoda para ir por ciudad”. 

Son ciclistas advenedizos que “buscan equipamiento económico, y es normal ante la incertidumbre económica. Candados, cascos, luces, timbres y  infladores son los productos más buscados en su caso”. 

Pasamos otro ciclista, el de fin de semana, que “tiene una bicicleta de carretera, gravel o MTB, y ha empezado a utilizarla para desplazarse al trabajo. Más acostumbrado a lidiar con el tráfico rodado, el desnivel y las inclemencias meteorológicas, creemos que es un actor que puede tener más recorrido en el ciclismo urbano”. 

“Seguramente, si mantiene la nueva costumbre de moverse en bici por ciudad, también acabará con una bicicleta urbana para utilizar de lunes a viernes, dejando su «bicicleta buena» para el fin de semana. Este tipo de nuevo usuario quiere un producto con mejores prestaciones, dejando el precio en un segundo plano” precisan. 

La cronología hacia este boom de la bicicleta

«Durante la segunda quincena de marzo -siguen desde Santa Fixie- las ventas se mantuvieron en números ligeramente superiores en relación al mismo periodo del año pasado. El paso cambió a principios de abril, cuando empezamos a doblar visitas, pedidos e ingresos”. 

En la cuenta de resultados triunfaba un producto, los rodillos “que volaron durante los primeros días de confinamiento. En las siguientes semanas se vendieron mayoritariamente herramientas, ruedas, manillares, sillines, sprays de pintura, mascarillas y productos de limpieza y mantenimiento” prosiguen desde la firma barcelonesa. 

“Había mucho tiempo libre -concluyen- y nuestros clientes aprovecharon para poner a punto su bicicleta o iniciar proyectos de restauración. Hemos recibido una avalancha de consultas técnicas sobre compatibilidades de piezas con bicicletas clásicas durante el confinamiento”. 

Los días pasaron y el objetivo ya eran las bicicletas: “Su venta, dado el precio más elevado y la incertidumbre del momento, no despegó hasta la segunda quincena de abril, y sobretodo en mayo, cuando «la nueva movilidad» se imponía en las ciudades”. 

Es nueva normalidad iba a lomos de una bicicleta: “En pocas semanas nos quedamos sin stock de bicicletas urbanas de gamas media y económica -admiten-. Esa tendencia se ha mantenido todo el mes de mayo y lo que llevamos de junio”. 

Un impacto a todos los niveles 

El beneficio para una ciudad tomada por bicicletas es obvio, para la salud de los ciclistas, también, pero es que las empresas vinculadas a esta industria han tenido que incorporar gente en momentos en los que el empleo ha vuelto a ser una vez más una preocupación nacional. 

“A nivel de recursos hemos ampliado con un par de personas el equipo de atención al cliente y tres en almacén para poder seguir ofreciendo un excelente servicio al cliente a pesar de haber multiplicado el volumen de pedidos y consultas que gestionamos” concluyen.

Lo cierto es que “la desgracia del coronavirus nos ha traído una oportunidad para liberar las ciudades de coches, pero necesitamos que las administraciones públicas apuesten de verdad por la transición del coche a la bici, creando una red de carriles bici y zonas pacificadas. Hay que poner las cosas fáciles a los que se mueven por primera vez en bicicleta por la ciudad para que no abandonen». 

Siguiendo con el argot, la brecha ya se ha abierto, ahora hay que darle inercia y recorrido, está en las manos de todos: que el ciclista se aúpe a lomos de su bicicleta por la ciudad, que respete y sea respetado y que las urbes se abran a los beneficios de un medio de transporte que, está comprobado, es caballo ganador. 

Por Ibán Vega, El Cuaderno de JoanSeguidor

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